El dolor muscular de inicio tardío, lo que comúnmente se conoce como “agujetas” corresponde a rigideces musculares acompañadas de dolor, en las zonas cuyos músculos se han sometido a un esfuerzo intenso.
Aparecen, generalmente, en personas no entrenadas cuando empiezan a practicar algún deporte, al reintegrarse a la actividad física después de un periodo de inactividad, al pasar de un entrenamiento suave a uno intenso, y después, de un esfuerzo de intensidad no habitual. Pero, sobre todo, tras la realización de trabajo muscular excéntrico.
Normalmente el dolor va en aumento para tener su punto más alto entre las 24 y 72 horas, disminuyendo después durante los 3-7 días posteriores al ejercicio.
El dolor muscular de inicio tardío se caracteriza por presentar una disminución en el rango articular, rigidez muscular importante, inflamación, disminución en la resistencia y fuerza muscular, dolor localizado, déficits propioceptivos en las extremidades involucradas que se traducen en alteraciones motoras funcionales y carencias en el desempeño deportivo. Estas características podrían ser explicadas por los daños mecánicos microscópicos primarios en las unidades de fibras musculares durante el ejercicio.
Como cualquier alteración muscular lo importante es su prevención mediante aumento de la temperatura muscular antes del ejercicio con trabajo concéntrico y llevando una progresión paulatina del esfuerzo, realizar un calentamiento pre-ejercicio, ducha con agua fría después de la actividad y tomar regularmente vitamina C y proteínas para que la musculatura no se debilite.
Pero una vez que han aparecido, lo más importante es una recuperación rápida y para ello debemos durante las primeras 48 horas realizar inmersiones en agua fría y criomasaje con el fin de disminuir la rigidez y el dolor para facilitar la reabsorción de la inflamación.
Después de las 48 horas, lo trataremos mediante masaje suave para disminuir el tono muscular y reabsorber el edema, y estiramientos hasta el límite del dolor para flexibilizar la musculatura y disminuir el tono muscular.
Junto con todo esto, lo más importante es el reposo ACTIVO, a partir de las 24 horas de su aparición mediante ejercicios suaves (trote, bicicleta estática, elíptica, natación,…) para activar el sistema circulatorio, aumentando así la temperatura intramuscular y produciendo una regeneración más rápida; en caso de actividad intensa debería realizarse un buen calentamiento.
Deja una respuesta